Barbara Hannigan & Ludwig Orchestra - La Passione - Scherzo
Pasión. En el sentido de la Pasión de Cristo, claro está. Djamila Boupacha es el Cristo torturado y violado por las tropas francesas de ocupación. Djamila era terrorista, sí. Fue un caso sonado. El comienzo de este recital, con el escalofriante recitado a cappella de Luigi Nono, sobre un poema de Jesús López Pacheco, da la pauta del sentido. Pero si condiciona el discurso, no lo determina ni lo impone. Eso sí, tras Djamila no puede venir una sinfonía de Haydn tocada con los tempi y el limitado ‘arrojo’ de antaño. De ahí el arranque del Allegro, segundo movimiento, que parece proponernos el de la Sinfonía no 25 de Mozart; o la tensión del Adagio inicial, que parece la acuarela sonora de una pasión de Bach, pero con conciencia sonora sinfónica.
El título Pasión resulta adecuado, pero, como a menudo en Haydn, es ajeno a él y es caprichoso. Y si el clasicismo de este Haydn tan mozartiano y a veces tan agresivo no se lleva la parte del león en cuanto a importancia es porque prepara la conclusión más intensa, los Cuatro cantos para traspasar el umbral de Gérard Grisey. Que son cinco, porque hay un llamado interludio que también es canto. La voz de soprano continúa el experimento de Nono por otros medios, y este parecía seguir el ejemplo de Berio. Es experimento para expresar, no geometría o gramática por sí mismas. Hay voz y hay paisaje, el del sonido, sea éste un instrumento de metal acompañado o sugerencias de vientos, bosques, playas. ¿Jacob y el ángel? ¿El ángel del umbral perdurable? ¿El ángel mistagogo? Quién sabe... Pasen y oigan. Desvelen el enigma, convivan con él...
Barbara Hannigan se ha convertido en uno de los fenómenos musicales más importantes de los últimos tiempos: intérprete como soprano, directora de orquesta, programadora de monografías como este recital... No desaprovechen este insuperable CD.