The English Concert - Handel: Rodelinda - Scherzo
Rodelinda es una de las óperas más extraordinarias de Haendel, integrada en la primera tríada de obras maestras teatrales junto a Giulio Cesare y Tamerlano. Haendel compone una música maravillosa, que retrata musicalmente muchísimo más de lo que se vislumbra tras las acartonadas palabras de un libreto bastante decente para los niveles de la ópera seria. Es Haendel quien hace de la heroína epónima el mayor rol femenino del repertorio.
A pesar de sus virtudes, la ópera no ha tenido suerte en disco y esta producción ciento por ciento británica que hoy nos ofrece Linn mejora lo habido sin alzarse en referencia. Con un English Concert fino, ágil y mesurado, Harry Bicket toma un enfoque clásico, elegante, animado, pero, por comparación a lo que hoy se estila, con escasos contrastes, suavizando ataques, acentos y dinámicas. Siempre muy serio —en el mejor sentido de la palabra—, seguro y musical. Ni un aspaviento, ni un desmelene, ni un exceso. Si en ocasiones se percibe cierta frialdad y falta de brillo en la orquesta, muy probablemente sea debido a la repercusión que las exigencias de separación derivadas de la pandemia ha tenido en la toma de sonido.
El reparto presenta notorias desigualdades. Lucy Crowe es, sin discusión, la mejor Rodelinda grabada. Está sensacional desde su arranque con Ho perduto il caro sposo. Impresionante su Ombre, piante, con unos filados escalofriantes. Exhibe técnica por doquier, con fabulosos sobreagudos en Morrai, sì y Spietati, io vi giurai. Antológica Ritorna o caro, con una ternura y devoción inauditas. Sobrio y sentidísimo su dúo con Bertarido Io t’abraccio. Soberbio, emocionante, desesperado su Se’l mio duol non è si forte. En fin, solo por disfrutar de esta excepcional Rodelinda merece escucharse el disco.
Iestyn Davies da una de cal y otra de arena. Magnífico en las arias patéticas (solemne y sentido Pompe vane di morte; precioso, delicado, sensible Dove sei; delicioso Con rouco mormorio), evidencia su proverbial falta de carácter en las de furor (Confusa si miri, Se fiera belva ha cinto, Vivi, tiranno). Otro tanto acaece al tenor Joshua Ellicott en su lucido papel. Con una voz de timbre más bien discreto, canta con sensibilidad Prigionera ho l’alma in pena y Pastorello d’un povero armento. Sin embargo, se engola hasta la fealdad en las arias más animadas, en particular con la coloratura (por ejemplo, Tuo drudo è mio rivale). En los papeles menores debe destacarse a Brandon Cedel, bajo de voz muy bonita que borda el papel del malvado Garibaldo. Suficiente la Eudige de Jess Dandy y soso y monótono, como es costumbre, Tim Mead como Unulfo.